Título: Viajar
Autor: Herman Melville
Año: 1858-60
Edición: Gadir - Ítacas Pequeña Biblioteca
Pág.:96
"Descubrir horizontes, explorar nuevas ideas, romper con viejos perjuicios, abrir el corazón y el espíritu: tales son los verdaderos frutos de un viaje correctamente realizado."
(pág.18)
Autor: Herman Melville (1819-1891) es uno de los más
importantes escritores de la literatura estadounidense. Trabajó
primeramente como marino, luego fue profesor, y viajó en 1841, durante
un año y medio por los mares del sur en un barco ballenero, hasta que
desembarcó en las islas Marquesas donde vivió un mes entre los
caníbales. Cuando escapó, fue a Tahití, luego a Honolulú (Hawai). Desde
1844 dejó de navegar y se dedicó a escribir novelas relatando sus
experiencias en los barcos marinos. En 1850 se radicó en Massachusetts,
en una granja cerca de Pittsfield, allí cultivó una íntima amistad con Nathaniel Hawthorne, escritor que influenció a Melville. A él dedicó su obra maestra, Moby Dick o la ballena blanca (1851).
Sinopsis: Herman Melville, uno de los autores más venerados de la literatura
americana y universal, no tuvo en vida el reconocimiento que mereció.
Entre las variadas actividades que ejerció –además de marinero, fue
profesor, granjero, e inspector de aduanas en Nueva York– se encuentra
la de conferenciante, faceta poco conocida en su historial literario, y
que nos dejó los tres deliciosos textos que reúne este volumen, cuyo
hilo conductor es el viaje: Viajar, Los Mares del Sur y Estatuas de Roma.
Viajar (1859), el primero de ellos, es una pequeña e
inestimable introducción al viaje, que nos habla de sus grandezas y
servidumbres, de la filosofía con que debe acometerse. En Los Mares del Sur (1858), el viajero impenitente que recorrió el Pacífico y profundizó en él como
pocos, hace un canto a esa inmensa extensión de aguas apenas poblada y
tan llena de historia; rinde tributo a los pioneros españoles que lo
descubrieron y colonizaron, y nos habla de su propia historia como
navegante, experiencia que dio lugar a obras inolvidables. Melville,
gran amante de Italia, reflejó en Estatuas de Roma (1857), una faceta
menos conocida pero no poco importante en su obra: su admiración por la
civilización de Roma, por su cultura y su arte, al que homenajea aquí
magistralmente con un personal recorrido por las estatuas de la ciudad
eterna y las villas que la rodean.
Comentario personal: estos pequeños libros de la editorial Gadir, son perfectos para descubrir textos desconocidos de grandes escritores. En este caso, conferencias que pronunciaba Melville para ganarse la vida. Seguramente Melville le ponía más pasión de la que transmite el texto, pero suele ocurrir al poner sobre papel una conferencia, foro o debate. Me ha parecido sobre todo interesante e instructivo el texto que lleva por título "Los Mares del Sur". No tanto "Estatuas de Roma". (* * *)